LAS BAMBAS Y EL PLAZO QUE SE VENCE

Foto: Radio Nacional

Esta semana se vence el plazo de 45 días acordado entre el gobierno, las organizaciones sociales y autoridades de la zona de influencia del proyecto minero Las Bambas. Si bien el gobierno deberá llevar una propuesta de plan de desarrollo para la zona, la tarea es bastante más compleja: de lo que se trata es de comenzar a construir confianza en una zona del país donde precisamente el Estado ha estado permanentemente ausente y que para algunos hoy en día aparece en el mapa por el mega proyecto Las Bambas.

¿Qué está en juego en Las Bambas? A parte de responder a la emergencia y a lo que la Defensoría del Pueblo categoriza como un conflicto latente -casi a punto de estallar-, en este caso hay mucho en juego. Por ejemplo, Apurímac tiene muchas similitudes con la Cajamarca de inicios de la década del 90, cuando con la entrada en producción de la mina Yanacocha, esa región comenzaba a conocer lo que significa la producción minera a gran escala.

Lo mismo ocurre hoy en día en Apurímac, aunque 25 años más tarde, con el inicio de la producción minera en Las Bambas. Cabe preguntar, cuánto hemos aprendido y qué lecciones hemos sacado como país a lo largo de más de dos décadas y media de una expansión minera acompañada de una fuerte conflictividad social. Todo indica que el balance no es muy positivo.

La situación en la provincia de Cotabambas es compleja y se tendrá que hilar fino para enrumbar el conflicto por una senda de diálogo institucionalizado y pacífico. En el último año se han cometido una serie de errores que han ahondado la desconfianza: no hay que olvidar que, luego del estallido social de septiembre de 2015, recién se instaló una mesa de diálogo cinco meses después (febrero 2016) y en la actualidad ya ha transcurrido más de un año y lo cierto es que no se perciben avances. Un proceso tan lento y sin resultados no ha ayudado a revertir la tensión que se vive en la zona y menos aún se ha podido construir la confianza necesaria con la población local.

Debemos reconocer en este caso que las demandas son diversas y los actores locales presentan varios frentes de negoción. Unos han optado por sentarse en la mesa de diálogo (que tuvo una última sesión el pasado 6 de octubre), otros buscan establecer canales de negociación directos y algunos grupos han llevado sus exigencias a planteamientos exagerados.

El gobierno debe entender que éste es un caso prioritario y no debe dejar pasar más tiempo para tomar iniciativa. Esperemos que este miércoles 7 de diciembre se pueda avanzar en la dirección correcta: es importante señalar que en este caso no estamos hablando de un conflicto en el que la población se opone al proyecto minero. Todo apunta a que Las Bambas se ha convertido en un típico  conflicto de coexistencia, como ocurre en otras zonas del país.

Dependerá de la capacidad de todos los actores involucrados  y sobre todo del Estado central el que se pueda bajar tensiones, identificar las demandas legítimas y convertir el actual escenario en un típico caso de conflicto de convivencia.

05 de diciembre de 2016